Lektura po hiszpańsku, część czwarta z serii Rozumienie czytanego tekstu z książką „Cucho” baskijskiego autora José Luisa Olaizola Sarría.
Wybrałam “Cucho” ponieważ książka ta jest pisana w bardzo łatwy i zrozumiały sposób. Zarówno słownictwo, jak i gramatyka raczej Wam nie sprawią problemu. Historia głównego bohatera, czyli chłopca o imieniu “Cucho”, jest ciekawa i myślę, że na początek będzie w sam raz. Owocnej nauki!
Lektura po hiszpańsku: fragment z książki “Cucho” autora José Luisa Olaizola.
Don Anselmo se enfadó muchísimo con lo del tráfico de bocadillos, emparedados y pasteles, porque se pensó que Cucho se los quitaba a los chicos para venderlos. Por eso le llamó a su despacho y le preguntó:
-¿Para qué les quitas el bocadillo a los otros chicos?
Quizá pensó que se los quitaba porque Cucho era de los más fuertes de la clase y, aunque sólo tenía diez años, estaba más alto que muchos niños de once y hasta doce años.
– No se los quito, me los dan – le explicó el niño.
-¿Y por qué te los dan? – insistió el director sin perder su enfado receloso.
– Para que comamos mi abuela y yo. Es que mi abuela ya no puede trabajar. Se ha roto una pierna.
-Vaya, hombre.. – empezó a balbucear compungido don Anselmo.
Balbuceó compungido porque se dio cuenta de que el chico llevaba los zapatos muy rotos y la ropa también se la notaba muy vieja. Le llamó mucho la atención que los botones de la camisa, en lugar de ir cosidos en su sitio, estuvieran muy de lado, de modo que al abrochárselos en los ojales le quedaba la camisa como estrujada.
-¿Y por qué llevas los botones en un sitio tan raro?
– Es que me los cose mi abuela. Pero como no tiene gafas y ve muy mal, cada vez quedan en un sitio diferente.
– Vaya por Dios- se condolió don Anselmo. Luego, se puso muy reflexivo, abrió un cajón de la mesa de su despacho y sacó unas gafas de aire antiguo, con uno de los cristales rajado, y se lo estuvo pensando un rato. Por fin se las dio a Cucho.
– Estas son unas gafas viejas que yo uso para leer, pero que no las empleo casi nunca. Igual a tu abuela le sirven. ¿Cuántos años tiene?
Era la misma pregunta que no supo responder al dependiente de la tienda de óptica. Y, como seguía ignorando la edad de su abuela, le respondió poco más o menos lo mismo que al otro:
– Es una abuela de las viejas. Quizá sea mayor que usted.
Don Anselmo se enfadó:
-¡Seguro que es mayor que yo! ¿Pero qué te has creído?
Se enfadó porque era un hombre joven, aunque la bizquera y las barbas lo disimularan. Cucho pensó que ya no le daba las gafas. Pero se las dio.
– Bueno, que pruebe tu abuela a ver si le sirven.
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