Madryt Cucho rozumienie czytanego tekstu hiszpanski dla poczatkujacych

Serię Rozumienie czytanego tekstu rozpoczynam książką baskijskiego autora José Luisa Olaizola Sarría pod tytułem “Cucho”.

Wybrałam „Cucho” ponieważ książka ta jest pisana w bardzo łatwy i zrozumiały sposób. Zarówno słownictwo, jak i gramatyka raczej Wam nie sprawią problemu. Historia głównego bohatera, czyli chłopca o imieniu “Cucho”, jest ciekawa i myślę, że na początek będzie w sam raz.


A jak będzie wyglądać seria Rozumienie czytanego tekstu? Wpis będzie podzielony na trzy części: pierwsza to fragment z książki “Cucho”, który to będzie służył do ćwiczenia rozumienia tekstu czytanego. Druga to tłumaczenie słów, które mogą sprawić problem. A trzecia to będą pytania na podstawie zamieszczonego fragmentu. To tyle, miłej i owocnej nauki!

 


Część druga rozumienie czytanego tekstu, fragment z książki “Cucho” autora José Luisa Olaizola.

Madryt Cucho rozumienie czytanego tekstu hiszpanski dla poczatkujacych

(…) Por tanto, la abuela cada día comía mejor, pero cosía peor porque veía muy mal. Un día se equivocó, y en un traje de caballero que le dieron para arreglar, a la chaqueta le puso, en lugar de las mangas, las perneras del pantalón. Cuando la vecina se vino a quejar, la abuela se disculpó:
– Ya me extrañaba a mí que su marido tuviera los brazos tan largos…
Por eso, aunque los vecinos quisieran ayudarla, resultaba difícil: veía tan mal que nunca sabían cómo iba a quedar lo que le dieran para coser. La mujer suspiraba:
-¡Ay! Si yo tuviera unas gafas…
Cucho- que tenía diez años, pero parecía mayor- se fue a una tienda a ver cuánto valían unas gafas. El dependiente le preguntó:
– ¿Para quién son?
– Para mi abuela.
-¿Para qué las quiere?
– Para coser.
-¿Cuántos años tiene?
Esto no lo sabía Cucho y por eso contestó:
– Pues como una abuela, pero de las más viejas.
El dependiente le entendió y le contestó:
– Calcula que unas siete mil pesetas.
El chico se quedó asombrado porque no sabía de nadie que tuviera tanto dinero junto. Volvió a su casa y le dijo a la abuela:
– Oye, abuela, mejor será que dejes de coser. No trae cuenta comprar unas gafas.
La mujer suspiró.
– Y si no coso, ¿qué voy a hacer todo el día en casa?
Cucho no sabía cómo solucionar un problema tan complicado.
En cambio, lo de la comida cada día resultaba más fácil, porque muchos chicos y chicas de la escuela procuraban traer el bocadillo de tamaño doble para repartirlo con él. Es más, procuraban lucirse, porque si Cucho no aceptaba su bocadillo se sentían de menos.
– Mira, Cucho – le decía algún chico-, te lo he traído de jamón, ¿qué te parece?
– Lo siento, pero el jamón es muy duro y mi abuela no lo puede tomar.
-¡Pero si es de jamón York…!- se disculpaba el chico.
-¡Ah, bueno, entonces sí! – admitía Cucho-. Pero no lo traigas con tanto pan, sobre todo si tiene corteza.  Por eso, algunos se lo traían con pan de molde, como el de los emparedados.

 

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